Casos de Insolvencia: Bayport
8 de septiembre de 2025
Bayport Management Ltd nació en 2001 y en 2005 trasladó su sede a Mauricio, desde donde se consolidó como un grupo financiero internacional. Su modelo se basa en otorgar créditos personales sin garantías, cobrados a través de deducción de nómina o pensión, lo que en Colombia conocemos como libranza. A estos préstamos se les suman seguros de vida o accidentes, y están orientados a cubrir necesidades reales de los clientes: vivienda, educación, salud, emprendimientos y emergencias familiares.
En 2011 llegó a Colombia, siendo este su primer mercado en Latinoamérica. Desde entonces se ha expandido con una red de más de veinte ciudades, cientos de empleados y decenas de miles de clientes, en su mayoría pensionados y empleados públicos. La operación colombiana se convirtió en un ejemplo de inclusión financiera, llegando a comunidades donde la banca tradicional no había tenido presencia.
La historia de Bayport también ha estado marcada por el respaldo de grandes inversionistas. En 2013, Helios Investment Partners inyectó 100 millones de dólares y, dos años después, el Public Investment Corporation de Sudáfrica se unió como socio. En paralelo, la compañía logró financiamiento de organismos multilaterales como el BID, el IFC y la OPIC (hoy DFC), que vieron en Bayport una herramienta efectiva para ampliar el acceso al crédito en mercados emergentes. Con el tiempo, la empresa complementó ese respaldo con emisiones de bonos sociales en mercados internacionales como Nasdaq Estocolmo.
El gobierno corporativo ha mantenido a los fundadores, Grant Kurland y Stuart Stone, en posiciones estratégicas, mientras que en 2021 asumió como CEO global Christopher Blandford-Newson, con amplia trayectoria en banca africana.
En Colombia, Bayport fue reconocida en 2018 como la mejor institución financiera para trabajar, lo que reflejaba una cultura corporativa valorada y con foco en la confianza. Además, logró atraer recursos de impacto que le permitieron crecer en segmentos desatendidos: un préstamo del BID de 15 millones de dólares para atender a empleados públicos y pensionados de bajos ingresos, un fondeo de MicroVest en 2023, otro de Blue Earth y Constanza en 2024, además de capital privado de Cerberus y financiamiento local de BBVA en 2025.
Pero el crecimiento vino acompañado de desafíos. La libranza, si bien ofrece un recaudo más seguro que otros modelos de crédito, depende de la estabilidad macroeconómica y de la solidez del empleo formal. Con tasas de interés altas, inflación y presiones de liquidez, el descalce entre una cartera de créditos de largo plazo y pasivos financieros de corto plazo se volvió difícil de manejar.
En septiembre de 2025, Bayport Colombia solicitó entrar en reorganización bajo la Ley 1116, mecanismo de insolvencia que permite proteger a la empresa y negociar con acreedores para evitar la liquidación inmediata. Los resultados de 2024 ya anticipaban el problema: pérdidas por más de 29 mil millones de pesos, activos de 1,49 billones y pasivos de 1,22 billones. La compañía había buscado recapitalizarse mediante una oferta no vinculante, pero no logró el consenso suficiente entre acreedores y tuvo que activar el plan de contingencia.
Hoy Bayport enfrenta un proceso complejo: reorganizar su operación en Colombia, preservar la confianza de sus clientes y demostrar que su modelo puede ser sostenible en el tiempo.
La experiencia deja varias lecciones. La primera es que el impacto social y el crecimiento acelerado deben ir acompañados de una disciplina financiera estricta. También muestra que diversificar fuentes de fondeo es indispensable para resistir escenarios adversos y que, en caso de crisis, la Ley 1116 puede ser una herramienta útil para ganar tiempo y reestructurar de manera ordenada. Finalmente, recuerda a emprendedores y financieros por igual que escalar rápido no basta: la verdadera clave está en construir modelos con rentabilidad y resiliencia a largo plazo.
Mauricio Castro