¿Grandes oportunidades en esta guerra comercial que recién comienza?
2 de febrero de 2025
La guerra comercial en curso entre Estados Unidos, Canadá, China y México está provocando cambios significativos en la competitividad de los bienes y servicios de estos países. A medida que se imponen tarifas y retaliaciones de lado y lado, los productos transados entre estas naciones podrían volverse menos competitivos frente a los ofrecidos por otras economías. Un claro ejemplo de esto es el caso de la madera canadiense, que podría ser reemplazada por la proveniente de Brasil. Igualmente, las ventas de maquinaria estadounidense en Canadá se verán relativamente más costosa en comparación con las de Europa, debido al impacto de los aranceles.
La estrategia que parece estar detrás de las políticas comerciales de la administración Trump es reducir las importaciones de China, Canadá y México, reemplazándolas con producción interna o importaciones de otros países que no generen déficits tan elevados en la balanza comercial de Estados Unidos. Esto, a su vez, tendría como objetivo mitigar la enorme deuda externa del país y mejorar ese enorme déficit en cuenta corriente.
Sin embargo, este enfoque podría tener consecuencias a largo plazo. El “desarme” comercial con países como Chile, México y Canadá, podría dar paso a un “rearme” comercial con otras naciones que no se vean afectadas por las políticas tarifarias de Trump. Países como Brasil, Colombia y Chile, al no generar déficits comerciales significativos con Estados Unidos, podrían no verse afectados por las tarifas, lo que les otorgaría una clara ventaja competitiva respecto de estos países.
Por ejemplo, Brasil podría ganar terreno en mercados clave para productos agrícolas y de recursos naturales, mientras que otros países de América Latina podrían aprovechar las oportunidades dejadas por los aranceles para posicionarse como proveedores alternativos. Esta situación también podría abrir puertas para que los países fuera de la órbita de los aranceles, como algunos en el sudeste asiático, encuentren nuevas oportunidades para ampliar sus exportaciones a Estados Unidos.
Sin embargo, es importante destacar que el proceso de reemplazo de productos importados por producción interna no será ni inmediato ni sencillo. Existen sectores donde la sustitución de bienes no es viable a corto plazo debido a la complejidad de la producción, escala de producción, etc. En muchos casos, los costos asociados a la adaptación y el establecimiento de nuevas cadenas de suministro podrían ser elevados, lo que dificultaría una transición rápida.
A pesar de estas barreras, el cambio en las dinámicas comerciales ofrece una oportunidad única para países que no estén (eventualmente) sujetos a los aranceles impuestos por Estados Unidos. Estar atentos a las oportunidades emergentes, especialmente en mercados estratégicos donde la competencia se vuelve más abierta, será clave para aprovechar este entorno comercial volátil. Si la administración Trump decide adoptar un enfoque más estratégico en sus políticas, podríamos ver una redistribución significativa de las rutas comerciales globales, lo que alteraría las dinámicas tradicionales y abriría nuevas avenidas de crecimiento económico para aquellos países capaces de adaptarse rápidamente a las oportunidades que se abran en estos países en «guerra comercial».
Reinaldo Espinosa | Managing Partner