Trumpnomics
13 de noviembre de 2024
La clara victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos de este año no solo refleja la frustración de muchos estadounidenses con el gobierno actual, sino que también señala un apoyo amplio que fortalece su influencia tanto en el ámbito nacional como internacional, abriendo la puerta a posibles reformas económicas de alcance mundial.
Sus políticas nacionalistas y proteccionistas, junto con su retórica directa y a veces confrontacional, evidentemente no agradan a todos. Sin embargo, su postura pro-empresarial tiene el potencial de impulsar no solo la economía estadounidense, sino también los mercados a nivel global.
Un problema importante para las empresas es la regulación excesiva. Al reducir parte de esa burocracia nombrando al empresario más famoso de la época (Musk) y a otro empresario/político republicano de renombre (Ramaswany), el impulso de Trump hacia la desregulación podría aumentar significativamente la confianza en el mercado e incluso mejorar la productividad económica en general. Lo anterior, podría sentar las bases para que otros futuros gobiernos de derecha en la región prometan acciones similares en sus respectivos países.
Trump ha puesto un gran énfasis en los aranceles. Durante la campaña, ha amenazado con imponer aranceles de hasta el 60% a las importaciones chinas y del 10%-20% a productos de otros países. Sin embargo, queda por ver si estas promesas se cumplirán.
Trump se enorgullece de ser un exitoso hombre de negocios y un hábil negociador. Muchos analistas de mercado piensan que, en lugar de imponer aranceles y desatar una guerra comercial total, podría optar por negociar acuerdos comerciales que cumplan ciertos objetivos sin provocar graves consecuencias económicas.
Desde mi perspectiva, hay un «upside» significativo en la imposición de aranceles elevados por parte de USA ya que podrían presionar a los socios comerciales a flexibilizar sus propias políticas restrictivas de comercio e inversión, abriendo así la economía global. Los aranceles más altos no necesariamente significarán precios más altos para los consumidores americanos, si consideramos cadenas de suministro eficientes y la reducción de costos empresariales por la disminución de la burocracia gubernamental y menores impuestos corporativos. Esta combinación podría incluso permitir a las empresas estadounidenses reducir precios. Vamos a ver.
Cabe destacar que los importadores y exportadores pueden adaptarse a los nuevos aranceles mediante la creación (o adaptación) de nuevas cadenas de suministro y ajustes en las estrategias de precios, entre otros métodos. Más importante aún, los aranceles pueden aumentar los ingresos del gobierno, lo que podría ayudar a reducir el déficit presupuestario y, junto con recortes en el gasto, disminuir los gastos generales del gobierno.
¿Que hará China?
China también tiene sus propias herramientas para mantenerse competitiva. Podría devaluar su moneda para que sus exportaciones sigan siendo atractivas. Mientras tanto, las empresas chinas ya se están adaptando, trasladando la producción a lugares como India para eludir los aranceles. Por lo tanto, no espero que China sufra un gran impacto: tienen la flexibilidad para responder a las medidas de la administración Trump.
Al final, la postura proteccionista de Trump podría generar beneficios más allá de las fronteras de EE. UU. Siendo la economía más grande del mundo, su crecimiento tiende a impulsar otros mercados, aumentando los volúmenes de comercio y estimulando a las empresas globales.
¿Y Latinoamerica?
Muchos países de la región han sufrido un giro a la izquierda durante los últimos 5 años, generando políticas económicas que van en la dirección contraria a lo descrito por el futuro presidente Trump. Con un gigante regional bajando impuestos, reduciendo trabas burocráticas para la inversión y subiendo aranceles para productos importados, se harán mucho menos atractivos para la inversión foránea países como Chile y Colombia por ejemplo que alguna vez fueron vistas como destinos atractivos en la región. Si lo analizan un poco más, el gobierno de Milei en Argentina (ciertamente de derecha) está ya implementando muchas de las reformas que ha anunciado Trump para USA.
Entonces los nuevos gobiernos que se elijan en la región tendrán el gran desafío de ganar competitividad y generar un espacio en la mente (y billetera) de los grandes inversionistas mundiales. Recortar gastos superfluos del Estado para bajar impuestos a la renta de empresas y generar incentivos tributarios a nuevos inversionistas debiesen ser herramientas que tomen parte de la agenda de nuestros países. De igual forma, optimizar todos los tortuosos procesos de largas y costosas autorizaciones ambientales y sanitarias debiesen ser también una prioridad en nuestros paises.
Nos gusten o no las políticas anunciadas por Trump, su enfoque mantendrá a las economías más grandes del mundo en alerta. En última instancia, sus políticas pueden generar cierta inconformidad inicial, pero es poco probable que desvíen el crecimiento mundial. Los mercados se ajustarán, las empresas se adaptarán y, como siempre, la economía global encontrará su equilibrio.
Reinaldo Espinosa, Managing Partner